Don Contorsio, además de ser muy mañoso, sabe contar los cuentos mejor que nadie. Cuando sus hijos se van a la cama y no quieren apagar la luz, el padre se acerca y espanta todos los sustos de los rincones con sus palabras dulces. Después, se va a cenar. En la cocina coge un racimo de uvas y las va lanzando al aire, cuando la uva cae, él la atrapa en la boca ¡y no se le cae ni una! Los niños se quedan escuchando los aplausos y las risas de su madre y con este sonidito, se quedan fritos.
¿Cuenta don Contorsio a sus hijos las historias que le sucedieron a Malabaro, tras dar 1111 pasos? Una puede ser ésta que me contó Nasrudín, un famoso mulá: Malabaro se ufanaba de poder ver en la oscuridad. Una noche, sus amigos se toparon con él, y le sorprendieron llevando una lámpara en una calle sin luz.Sorprendido, se justificó: sólo la llevo para que nadie se tropiece conmigo.
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